Había una vez, una mujer que bebió una poción y mágicamente se convirtió en la joven sirena que era 20 años atrás y vivió feliz para siempre.
¿Fin?
Quizás en este cuento de hadas. Pero en la vida real, la gente que cree en las declaraciones sin fundamentos de un producto milagroso, y se compra ese cuento, rara vez, o nunca, llega a un final feliz.
El caso de la FTC contra Telomerase Activation Sciences, Inc. (TAS) ofrece una lección para los consumidores: hay que tener cuidado con los productos que prometen resultados milagrosos. La FTC dice que en este caso, la compañía TAS le dijo a la gente que, entre otras cosas, sus píldoras o cremas revertían el envejecimiento, mejoraban la elasticidad de la piel, estimulaban la energía y aumentaban la densidad de los huesos. Según se establece en la demanda, la compañía también declaró que sus píldoras reparaban el daño del ADN y que incluso prevenían o reducían el riesgo de cáncer. Además, la compañía TAS le pagó a la actriz Suzanne Somers para que elogiara los beneficios de las píldoras en The Suzanne Show, disimulando el anuncio comercial pago como si fuera un programa independiente y educativo.
La gente pagó entre $600 y $2,200 por una cantidad de cápsulas para 3 meses, y $500 por una onza de crema. De acuerdo a la FTC, en total, la compañía TAS recaudó al menos $56 millones de dólares por la venta de productos que no contaban con ninguna prueba científica sólida que fundamentara su efectividad.
¿Cuál es la moraleja de esta historia? Antes de comprar un producto que dice que puede dar resultados fenomenales – hay que hacer la tarea, incluso si lo endosa una persona famosa. Y si pagas a cambio de un producto que promete resultados milagrosos pero no cumple esas promesas, cuéntaselo a la FTC.