Para muchos de nosotros, nuestro teléfono móvil es un compañero constante, siempre con nosotros donde sea que vayamos. Y nuestro teléfono también está recolectando información sobre nosotros constantemente, sobre lo que hacemos y dónde lo hacemos. Y, sin que muchos de nosotros lo sepamos, una vez que se recopila esa información, gran parte de ella se vende en un mercado turbio de intermediarios de datos y anunciantes. Debido a que este mercado en el que circulan nuestros datos no es transparente, es casi imposible saber quién tiene nuestra información y qué están haciendo con ella.
Nuestros teléfonos también revelan mucho más sobre nuestras actividades de lo que pensamos: detalles importantes sobre nuestras vidas y dónde hemos estado. Por ejemplo, nuestros teléfonos pueden estar enviando periódicamente su ubicación exacta a compañías tecnológicas. Estos datos pueden indicar nuestras idas y venidas con una precisión asombrosa. Piensa en lo que podría revelar: qué terapeuta estás viendo, qué tratamiento médico estás buscando, tus visitas a iglesias u otros lugares de culto, e incluso tus opciones reproductivas. Este tipo de rastreo puede causar un grave perjuicio a los consumidores, incluyendo estigma, angustia, discriminación o incluso violencia física.
Es por eso que la FTC ha demandado a Kochava Inc., un bróker de datos que vende cantidades masivas de datos precisos de ubicación recolectados de decenas de millones de usuarios de teléfonos móviles. Según la FTC, Kochava habitualmente cobra un cargo mensual de suscripción para acceder a sus datos de ubicación, pero también ha ofrecido muestras gratis disponibles públicamente que se descargan con tan solo unos pasos y no tienen restricción de uso. La FTC dice que Kochava no elimina ni oculta en sus fuentes de datos la información de ubicación que indica visitas a lugares que deben permanecer en el ámbito privado, incluyendo lugares vinculados a la atención médica, de culto, salud reproductiva, albergues para desamparados o víctimas de violencia doméstica y recuperación de adicciones. Como resultado, cualquier cliente de Kochava podría rastrear las visitas de los consumidores a este tipo de lugares. De hecho, la FTC explica en su demanda que pudo identificar a través de los datos de Kochava el teléfono móvil de alguien que visitó una clínica de salud reproductiva para mujeres y luego pudo rastrear el mismo el teléfono móvil hasta una residencia unifamiliar, lo que probablemente permite identificar a la dueña del teléfono móvil.
La FTC dice que la venta de estos datos, la cual puede representar una intrusión injustificada en los aspectos más privados de la vida de los consumidores, es una práctica comercial desleal y debe detenerse. El caso está en curso.
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