Si últimamente has estado haciendo compras, es posible que hayas notado que la caja, lata o bolsa que compras habitualmente puede sentirse un poco más liviana. Claro, a veces las marcas cambian sus embalajes y renuevan sus diseños, pero a veces todo es exactamente igual que antes. Quizás un poco más pequeño y con menos contenido en su interior.
A menos que tengas un embalaje previo para comparar, puede ser difícil saber que ha habido un cambio. Las marcas rara vez anuncian que te están ofreciendo menos, especialmente si el precio se mantuvo igual (o subió). Algunos compradores podrían sentir las diferencias de tamaño o peso al levantar el embalaje de aspecto familiar. Otros recuerdan que necesitaban una lata de 15 onzas para preparar su receta… pero ahora esa lata tiene 14.5 onzas.
Todo empaque o envase debe indicarte cuánto obtendrás por tu dinero, pero es el precio unitario (generalmente publicado en el estante) el que te indica cuánto estás pagando por onza, libra o unidad. El precio unitario es una forma de comparar el precio de las cosas ahora y votar con tu billetera si tu marca habitual te parece, de repente, muy costosa.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) también dice que en las etiquetas de la mayoría de los paquetes de alimentos se debe indicar el tamaño de la porción, lo que puede ser otra pista de que algo ha cambiado. ¿Hay menos porciones en el envase o el tamaño de la porción es más pequeño? Si notas que ese contenedor o recipiente familiar ahora tiene un cambio en sus porciones, es probable que haya menos adentro.
Además de afectar tu bolsillo, los envases encogidos pueden aumentar el factor frustración para muchos, en particular porque el otoño marca el comienzo de una temporada para cocinar, hornear y recibir a familiares y amigos. Cuando estás parado en un pasillo lleno de gente en un supermercado o tienda de alimentos la noche anterior a un día festivo o una reunión, es difícil confiar en la vieja receta familiar que requiere una lata, una bolsa o una caja de algo. El hecho de combinar una investigación previa de las cantidades de ingredientes necesarios para la receta con un poco de exploración sobre el precio unitario puede ayudarte a proteger tu billetera... y tu presión arterial.